jueves, 17 de marzo de 2022

 


Compartimos en este mes de marzo homenaje a las mujeres trabajadoras del mundo otro elemento simbólico que tiene que ver con la capacidad de luchas  por los ideales y convicciones de las mujeres en defensa de la dignidad humana. 



Para eso CECLAYA, pidiéndole permiso a su autor, se convierte en vitrina de otras reflexiones al respecto. En esta oportunidad, desde lo que ha significado ser mujer negra, africana, afrodiaspórica, afrovenezolana, les traemos una semblanza de esas mujeres afro que prefirieron en muchos casos morir de pie antes que vivir de rodillas.


DE NZINGA MBANDI A LAS CIMARRONAS EN LAS AMERICAS

Por Jesús Chucho García  correo electrónico fundacionafroamerica@gmail.com

 

 


La  trata negrera y la esclavitud, practicada por occidente en África y las Américas, fue decretado por la ONU en 2001 como crimen de lesa humanidad. Ante ese vergonzoso proceso queremos expresar que desde lo que hoy es Republica de Angola, durante los siglos XVII y XVIII, mujeres valientes de origen Kongo-Ndongo se opusieron al comercio de esclavizados. Unas de ella fue la guerrera Nzinga Mbandi, quien logró crear su reinado de Matamba. Ese ejemplo sería seguido por la legendaria Kimpa Vita, a comienzos del siglo XVIII, quien fue quemada viva por los portugueses en complicidad con la Iglesia Romana por haber liderado insurrecciones contra la esclavitud en el antiguo imperio de Kongo Dia Ntotela.

 



El espíritu de esas dos africanas pasaría como ejemplo moral a muchas mujeres sometidas a la cruel esclavitud en las Américas y el Caribe, para que se levantaran contra el sistema esclavista. En Jamaica, Nanny, de origen Ashanti, lideró un ejército contra la esclavitud inglesa. En Haití, tenemos a la sacerdotisa vudú, Cecile Fattime, quien provocó la rebelión contra los franceses a finales del siglo XVIII en el marco de una ceremonia de su credo. En Estados Unidos, la cimarrona Harriet Tubman, a principios del siglo XIX, creó una extraordinaria red para liberar a los esclavizados, trasladándolos clandestinamente hasta Canadá donde estaba abolida la esclavitud. Esa red fue denominada “El tren subterráneo”, que no era ni tren ni subterráneo, sino más bien una inteligente articulación para liberar esclavizados de diferentes estados de USA que implicaba conocimiento de la geografía, así como la hidronimia y la antroponimia de los lugares. En Venezuela, las cimarronas que estuvieron corriendo la misma suerte que los cimarrones, como el caso de Manucha Algarin en el antiguo Cumbe de Ocoyta o Josefina Sánchez en el Cumbe de Taguaza, ambos en el actual municipio Acevedo (estado Miranda), son un claro ejemplo del liderazgo de esas afrodescendientes.

 



De cimarronas a independentistas

 


Pero esos aportes morales de Manucha Algarin, Josefina, la reina Guiomar -quien se rebeló con el Rey Miguel en las montañas de Buria-, así como la resistencia pasiva de la esclavizada María Dolores -esposa de José Leonardo Chirino-, no fueron en vano, pues quedaron como referencias de lucha que las cadenas, el cepo, la violación sexual y el racismo no fueron barreras para aspirar a conquistar la libertad.

 


Cuando se inició la guerra de independencia, miles de mujeres que estaban esclavizadas y otras libertarias y cimarronas, participaron activamente en ese largo conflicto bélico. Ahí estuvieron desde enfermeras hasta las que manejaban un fusil, disparando un cañón, o empuñando una espada para los combates cuerpo a cuerpo… de eso nuestra historiografía oficial poco dice.



 

María Cumbale, reivindicada por la historiadora Gregoria Urbano del estado Sucre, es un hermoso ejemplo de lidereza en plena guerra de independencia, así como los casos de Josefa Camejo y Juana Ramírez, “La Avanzadora”, sin dejar de nombrar el papel ético de Hipólita y Matea en la formación intelectual de Simón Bolívar.




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