Floriana
Cimarronaje cultural, organización
que coopera desde su acción investigativa en la recuperación y
rehabilitación del acervo gastronómico de matriz afro en Venezuela
desde la creatividad productiva de la dulcería criolla. Floriana es
una de las tres organizaciones que Junto al
Cumbe de Mujeres
Afrovenezolanas y CECLAYA investigación militante para el siglo XXI,
fueron beneficiadas a través del Fondo de Mujeres del Sur con su
programa de donaciones “Liderando
desde el Sur” para el financiamiento
del proyecto en Red Consorcio
“Luchas, Acervos e Imaginario en Resistencia. Mujeres Afrovenezolanas en Militancia.
Ésta propuesta de acción concreta de nuestros activismos y que entró en la convocatoria del Fondo de Mujeres del Sur 2021, la venimos trabajando desde la naturaleza participativa y de forma horizontal en la modalidad red/consorcio y el área temática prioritaria que escogimos como colectivo de trabajo: Liderazgo, voz-agencia y participación política de las mujeres, porque transversaliza a todo nuestro programa de acción cimarrona “Luchas, Acervos e Imaginarios en Resistencias. Mujeres Afrovenezolanas en Militancia”.
Para Floriana desde la “Productividad Creativa1” que define dentro del cimarronaje cultural, su trabajo investigativo se vincula también y muy específicamente a otra temática prioritaria que establece el programa Liderando desde el Sur y que es la justicia económica para las mujeres desde sus propias iniciativas autogestionarias. Estos elementos se ven reflejados en los objetivos tanto general, como específicos que las tres organizaciones que en mesas de diálogo y construcción colectiva del proyecto, discutimos y acordamos desde el principio, siendo éste uno de “los pactos entre mujeres”2 que como afrovenezolanas militantes, nos ha permitido caminar el proyecto.
El objetivo general del programa de acción que creamos en Red/Consorcio ha sido fomentar la articulación de esfuerzos militantes de las mujeres, y en el caso específico de nuestro objetivo estratégico fundamental el convite radicó en formar parte de la acción de impulsar desde la investigación militante que hacemos como concreción del cimarronaje académico, una dimensión de la salvaguarda del acervo cultural identitario afrovenezolano específicamente en La Sabana, Parroquia Caruao, Municipio Vargas, estado La Guaira, enmarcado en la rehabilitación de los conocimientos gastronómicos afrovenezolanos que poseemos como dispositivo de resistencia cultural y reparación identitaria, en el contexto de la ideología del consumo del actual sistema mundo globalizado.
Desde estas iniciativas de estudios como parte de la “Academia Negra Venezolana” 3con más de 18 años de trayectoria docente – investigativa, la planificación para la gestión del proyecto se armó a partir de las efemérides que conjugasen tanto la subjetividad etnocultural de la afrovenezolanidad con la ontología mujer en un mundo donde el patriarcado judeo cristiano se impone como mandato civilizatorio, surgiendo al paralelo uno de los más despiadados dispositivos de control biopolítico, de necropolítica 4: “La misoginia Racializada”. 5
De esta manera el trabajo central de Floriana desde diciembre 2021 integró dos efemérides medulares como punto de partida: el Día internacional de la Mujer Trabajadora (8 de marzo) y el Día Nacional Contra la Discriminación Racial (21 de marzo). En el marco de la fiesta religiosa del Patrono de La Sabana San José, pudimos fomentar la articulación de mujeres en el trabajo, de familiares y amigas y amigos para como “red extendida” contribuir a la visibilización en nuestras academias, de los conocimientos patrimonios en la gastronomía afrovenezolana que resisten incluso la guerra económica contra el pueblo. CECLAYA6 se encargó de sistematizar políticamente esta experiencia, el Centro Nacional de Fotografía (CENAF)7, se encargó de registrar fotográfica y audiovisualmente los testimonios vivos de cómo las mismas mujeres del territorios salvaguardan el acervo cultural identitario afrovenezolano sabanero, encarnando esa voz-agencia como sujetas políticas que participan activamente en la productividad local, también al convite convocado por Floriana asistieron, la artesana Meredith Herrera Marrero y su compañero de vida Benito, quienes vienen haciendo su trabajo artesanal en la población de Chuspa, y finalmente Sabores de La Memoria Afro y Trenzas Insurgentes desde la metódica del “emprimamiento” que a continuación nos expone la Dra. Meyby Ugueto-Ponce.
Entre primas: proyectos “Floriana”, “Ceclaya” y “Sabores de la Memoria Afro:
Una apuesta en el territorio de La Sabana
Proyecto Sabores de la Memoria Afro
Meyby Ugueto-Poncei
Ana Felicienii
Abril 2022
La palabra prima y primo posee para las comunidades afrovenezolanas, una fuerte connotación afectiva y estructurante. La relación de parentesco sanguíneo y filial entre los hijos e hijas, fundamentalmente de las hermanas de la familia, es la base para que se construyan alianzas entre las generaciones siguientes. Las y los primos se inventan juegos, se cohesionan durante los momentos clímax de la vida de los pueblos (San Juan, Semana Santa, fiestas patronales, entierros, etc.), y hasta implementan proyectos religiosos, comunitarios o artísticos que involucran muchachas y muchachos, que viven dentro y fuera de los pueblos de origen. Esa fue la fuerza orgánica que “en-primó” a los proyectos de investigación-militante: Floriana, Ceclaya y Sabores de la Memoria Afro, en el marco de la celebración de San José de La Sabana, en la zona centro-norte costera venezolana, este pasado marzo de 2022.
¿Primas? Es que ustedes son nietas de… de la diáspora afro
Cuando una va a su pueblo, al pueblo de sus abuelos y abuelas, siempre le sale familia nueva. Es numerosa la lista de tíos y tías que una logra hacer, y por supuesto, la de las y los primos. Pero, sea cual sea el camino que se escoja, siempre se llega al tronco común de la abuela o el abuelo que se conoce como el eje de la familia. El trabajo investigativo y militante de la diáspora afro en general, también funciona así. Esta ha engendrado muchos hijos e hijas-proyectos para su reivindicación. Lista interminable de iniciativas que se parecen, que provienen de una línea de pensamiento, que se hermana una con otra; trabajos que nacieron en tiempos similares, pero en geografías distintas, etc. En esta oportunidad, las iniciativas que entre primas se conjugaron tienen su parecido en el tema de interés que abordan: la alimentación y la memoria. Y aunque visto desde diferentes ángulos, tienen la misma abuela común, la diáspora afro.
Por un lado, está Floriana, propuesta de cimarronaje cultural, que rehabilita los saberes y haceres de la gastronomía, específicamente dulcería afrovenezolana. Está coordinado por Flor Márquez Ugueto, Eliel Brizola y Royma Rovero, desde hace más de dos años. Por otro lado, se encuentra Ceclaya, el Cumbe de Estudios de Cátedras libres África y Afrodiaspóricas, coordinado por Zenobia Marcano, Héctor Gutiérrez y Lilia Ana Márquez Ugueto, con más de un año de actividades. Ceclaya tiene como objetivo contribuir, desde la investigación-militante a la lucha contra el racimo sistémico y sus expresiones manifiestas en la vida cotidiana de los pueblos que fueron racializados por la diferencia colonial. Y finalmente, está Sabores de la Memoria Afro (SMA), un proyecto colaborativo sobre raza y alimentación, co-coordinado por Meyby Soraya Ugueto-Ponce y Ana Felicien desde el 2020, ambas pertenecientes al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). SMA se interesa por comprender los procesos que han determinado qué y cómo lo comemos, cómo y dónde lo producimos, para indagar el lugar de estos conocimientos y prácticas en una estructura jerárquica racializada de cuerpos, territorios y saberes. Esto con el fin de hacer visible la injusticia alimentaria condicionada a lo étnico-racial en Venezuela.
Estas tres iniciativas, con objetivos propios, decidieron reunirse tras poseer un tronco común: el trabajo por la valoración, el reconocimiento y la reparación de las culturas negras en Venezuela, a través del análisis de la alimentación y la memoria. Resultó necesario unir y profundizar esfuerzos, luego de haber transcurrido dos años de pandemia por la COVID-19; y asumir los grandes retos que, en materia socioeconómica y política, vive la Venezuela actual, desde la parte que nos toca. Pero, ¿Qué mejor manera de cimarronear estas dificultades si nos es con la propia lógica de la cultura afrovenezolana? ¿Si no es con las ideas locas que se nos ocurrían a las y los primos cuando nos juntábamos en vacaciones? Recordemos a nuestras abuelas, mamás o tías yéndonos a buscar al río con aquella frase en la boca; y quizá con la correa en la mano: “Ay estos muchachos si inventan. Vamonó, pa la casa. Ya está bueno ya”.
El invento: las Ugueto y el trabajo académico-militante como una apuesta en el territorio
Lilia Ana y Flor (Poy), las hijas de Lilia, la de la calle la Filita por un lado; y Soraya (porque en la familia nadie le dice Meyby), la hija mayor de “Nano”, el fotógrafo, uno de los hijos de Humbertico, uno de los telegrafistas, por el otro, nos sabemos primas por el tronco común de la familia Ugueto que nos une. Los apellidos Ugueto-Escobar, El viejo “sapito”, Guillermo Ugueto, y la el origen costeño, nos lo hacen saber.
El trabajo de investigación-militante de cada una, en pro de la causa afrovenezolana en dos centros académicos (UBV e IVIC), nos unió en Caracas y no precisamente en el territorio de nuestros antepasados. Cosas de la diáspora. Las hijas de Lilia pertenecen al lado materno de la familia Ugueto; y la nieta de Humbertico pertenece al lado paterno de ese tronco. Soraya, enraizó más por el lado materno, el pueblo hermano de Curiepe; precisamente a causa del carácter matricentrado de la cultura afrovenezolana advertido al inicio de este escrito. ¿Recuerdan que mencionamos el lugar preponderante que tienen las hermanas de la madre en la construcción de la noción de primo y prima? Pues, precisamente por su carácter afectivo y estructurante, esta noción reorganiza el parentesco y tiene la capacidad de unir a las generaciones siguientes, tanto de los troncos maternos y paternos, para seguir nutriendo la familia extendida afrovenezolana; y la familia extendida en la militancia. Por eso, Eliel, Royma, Zenobia, Héctor y Ana se hacen parte también de esta familia extendida en la militancia académica.
El camino de las Ugueto en Caracas también tuvo fruto en la acción colectiva de “Trenzas Insurgentes”, el colectivo de mujeres Negras, Afrovenezolanas y Afrodescendientes, que se creó en el año 2013 de la mano de Casimira Monasterio y Beatriz Aiffil. Mirada con la que también nos acercamos a esta “juntanza” en el Pueblo de La Sabana. Pero volvamos al río donde jugaban las y los primos durante vacaciones. En esta oportunidad, en Caracas, el regaño se invirtió, aquella frase de las mujeres de la casa, ese “ya está bueno ya” se sintió, pero para dejar la Capital e irnos al territorio. “Vamonó pa´ su río, pa´ su playa, pa´ su procesión”. El territorio hizo el llamado desde uno de sus momentos clímax, el que lo prepara para la unión de todas y todos: la celebración de San José, el patrono del pueblo de La Sabana. Se puso de relieve la importancia de volver a los territorios tras los dos años de ruptura que habían constituido la pandemia. Se puso sobre la mesa la oportunidad de que Trenzas Insurgentes, dialogara con mujeres organizadas en los territorios, y al mismo tiempo, unir esfuerzos para nutrir y nutrirse desde y con el pueblo de La Sabana, en proyectos de investigación sobre raza y alimentación, memoria social y local, agencia de género, gastronomía y productividad; precisamente desde el territorio que nos unía consanguíneamente.
San José marcó la pauta
Las actividades religiosas-festivas son uno de los principales ejes organizativos de la vida espiritual, social y política de la diáspora africana en Venezuela. En La Sabana resaltan varias, San Juan Bautista, La Cruz de Mayo y San José, el patrono. Este contexto ceremonial es propicio para el encuentro, el reencuentro, pero también para la planificación y proyección de actividades, en este caso, entre sabaneros y los proyectos articulados por el “primismo”, el invento pues, de las Ugueto.
El acercamiento a las mujeres organizadas alrededor de la alimentación y la memoria, sobre todo la llamada “granjería” local, se hizo al tiempo que daba la fiesta y la propia dinámica de los productos que ellas elaboraban. En medio de sus actividades, realizamos entrevistas y conversaciones, donde tuvimos la oportunidad de mencionar los objetivos que nos propusimos a la par de invitarlas a mencionar los de ellas, y así poder construir una agenda común. También tuvimos la oportunidad de acercarnos y conocer a las distintas organizaciones que son parte del pueblo, conocer el funcionamiento en la preparación y puesta en marcha de las actividades dedicadas al patrono y a sus devotos: la misa, la procesión, el velorio, la calenda, la fiesta en el club, etc. Una serie de hitos que permitieron comprender desde adentro y en un primer momento, la vida, sentir y ritmos del pueblo; para hacer cónsona la agenda que traíamos desde nuestras conversaciones iniciales en Caracas.
La imagen, el video, el sonido y la voz fueron captadas; fueron registrados por el equipo del Centro Nacional de Fotografía (CENAF), a cargo de Orlando Ugueto, su director. El equipo articuló su proyecto institucional llamado “La Cayapa Fotográfica”, a los intereses investigativos de Floriana, Ceclaya y Sabores de la Memoria Afro.
Construcción de estrategias comunes
El saldo organizativo de este primer encuentro plantea una asamblea popular donde se presenten las rutas de cada proyecto y los posibles caminos de articulación. Floriana se compromete con el diseño y la organización de un Encuentro de Saberes para pensar juntas en el acervo del pueblo de La Sabana. En ese contexto, Sabores de la Memoria Afro ofrece la plataforma divulgativa del proyecto para exponer relatos, rubros, platos y prácticas de las mujeres, desde la narrativa afrodescendiente. SMA ha llamado a este proceso “memorias alimentarias”, las cuales serán parte de las actividades de discusión sobre racismo alimentario, que se dará con la comunidad de La Sabana. CECLAYA, se compromete con la sistematización de los procesos para su futura socialización y divulgación.
Esperamos pues, que esta familia extendida, donde la diáspora afro es la abuela, crezca en La Sabana, haciendo que los proyectos que hacen vida en territorio costero, nos acojan como sus nuevos primos y primas; para así seguir inventando, en pro de mejorar nuestra calidad de vida como afrovenezolanas y afrovenezolanos.
Meyby Ugueto-Ponce Afrovenezolana, Caraqueña, descendiente de comunidades que alcanzaron su libertad: Curiepe un pueblo de negros libres; y La Sabana un pueblo que se hipotetiza cimarrón. Interesada en la articulación entre religión, cuerpo, alimentación y memoria social en los procesos de construcción de identidades políticas afrodiaspóricas, coloniales y poscoloniales; así mismo, relaciona estas áreas con la construcción social de la raza, la racialización y el racismo. Es Profesional Asociada a la Investigación, en el Laboratorio de Antropología del Desarrollo, del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas; es docente del Diplomado de Estudios del Caribe Insular, en el Centro de Saberes Africanos. Co-coordina el Proyecto: Sabores de la Memoria Afro. Raza, alimentación, identidad e historia de la diáspora africana. Es coautora de “Memory and Flavors of an Afro-Diasporic Dialogue Toward Food Justice: Contributions from the Venezuelan Experience” (2021); autora de “Interrumpir la vida esclavizada - liberar el alma de un(a) hijo(a): narrativas insurgentes en las artes sobre el uso político del cuerpo en mujeres esclavizadas”; ensayo del número temático de la revista Conexión: “Narrativas mediáticas de insurgencias, resistencias y antirracismo en Latinoamérica y el Caribe” (2021), en la cual, Ugueto-Ponce es co-editora. Es parte de “Trenzas Insurgentes” Colectivo de Mujeres Negras, Afrovenezolanas y Afrodescendientes; y es intérprete, docente e investigadora en danza tradicional venezolana.
Ana Felicien Investigadora y militante en soberanía alimentaria y agroecología. Master en ecología tropical, trabaja en el laboratorio de Ecosistemas y Cambio Global del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Co-coordina el Proyecto: Sabores de la Memoria Afro. Raza, alimentación, identidad e historia de la diáspora africana Ha colaborado con la Universidad Nacional Experimental Indígena de Venezuela. Es parte del Grupo de trabajo en Agroecología política de CLACSO y colabora con varias organizaciones del movimiento alimentario y agroecológico del país.
1 El Convite. Seminario de la Cátedra Libre África Universidad Bolivariana de Venezuela, diseñado y creado en el año 2018 por Blanca Escalona Rojas, Flor Márquez Ugueto, con la colaboración de Lilia Ana Márquez Ugueto.
2 A propósito de la definición de la Categoría Sororidad definida desde América Latina por la Feminista mexicana Marcela Lagarde 1997.
3 Categoría justificada académicamente por la Dra. Meyby Ugueto-Ponce
4 Categoría Introducida por el historiador y politólogo camerunés Achille Mbembe en 2006 para definir las nuevas formas de dominación, sumisión y tributo de la postcolonialidad africana.
5 Categoría trabajada por la Dra. Lilia Ana Márquez Ugueto, en la tesis doctoral Ensayos Sobre Pueblo Cimarrón y País Mantuano en la Insurgencia de Seis Revoluciones Bolivarianas en el Programa de Formación Avanzada Doctorado en Ciencias para El Desarrollo Estratégico de la Universidad Bolivariana de Venezuela, noviembre 2021.
6 En esta oportunidad la sistematización de esta experiencia es realizada por la politóloga y docente universitaria de la Simón Rodríguez MSM Zenobia Marcano Córdova, miembro de la Cátedra Libre África y de CECLAYA.
7 Dirigido por el Primo Mayor Orlando Ugueto
Proyecto Luchas, acervos e imaginarios en resistencia. Mujeres afrovenezolanas en militancias. Rehabilitación del acervo gastronómico - Dulcería tradicional. Sistematización del Encuentro-Conversartorio y Expoventa de dulcería tradicional afrovenezolana. La Sabana, Parroquia Caruao, edo. La Guaira. 18 al 20 de marzo de 2022
Por Zenobia Marcano Córdova:1
Un mandato legado por la memoria antigua nos llama a auto-repararnos, a reparar desde y en nosotrxs mismxs los daños causados por la colonización: Nos llama a juntar los pedazos de nuestras memorias y de nuestros cuerpos partidos y dispersados, para volver a ser lo que por la colonialidad dejamos de ser. Nos llama a crear, recrear y sanar nuestros espíritus dañados, para volver a ser.
Desde este llamado a la auto-reparación, compartido por el abuelo afroecuatoriano Zenón (García y Walsh, 2017, p. 245) y entre los múltiples pedazos y memorias desperdigados, auto-reparar el lugar productivo de las mujeres como política de liberación de las múltiples formas de opresión e ideologías del consumo en las que se despliega el racismo sistémico, es la dimensión que desarrolla la organización Floriana, Cimarronaje gastronómico, en el marco del Proyecto “Luchas, acervos e imaginarios en resistencia. Mujeres afrovenezolanas en militancias”. Otras dos dimensiones del proceso de auto-reparación que se desarrollan a través de este proyecto, desplegado en los territorios de El Guarataro y Carapita en Caracas, Distrito Capital y en La Sabana, estado La Guaira, son la dimensión del auto-reconocimiento étnico, a cargo del Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, y la auto-reparación afroepistémica, desarrollada por el Cumbe de Estudios de Cátedras Libres Áfricas y Afrodiaspóricas (CECLAYA) investigación militante para el Siglo XXI.
En nuestro compromiso por avanzar en el reconocimiento y legitimidad de la agenda de las auto-reparaciones a partir del auto-reconocimiento de la potencia productiva, cultural, territorial, afroepistémica y política de la mujer afrovenezolana, nos encontramos con la población afrovenezolana de La Sabana, ubicada en la parroquia Caruao del estado La Guaira, Venezuela-La Sabana, del 18 al 20 de marzo de 2022.
En esta oportunidad dimos continuidad al proceso de actividades productivas–formativas iniciado por Floriana -proyecto familiar que sintetiza la experiencia intergeneracional de tres mujeres de la familia Ugueto originaria de La Sabana-, impulsando la conversa con mujeres dulceras de esta población que resguardan en sus saberes y haceres el acervo de la dulcería tradicional afrovenezolana, así como su participación en una expo-venta de su dulcería en el marco de la celebración comunitaria del día de San José, patrono religioso del pueblo.
Con este encuentro buscamos reconocer y valorar la voz y el hacer de quienes fueron subalternizadxs y violentadxs, construidxs como un No Ser, para afirmarles como sujetxs políticxs y productivxs, reparando tanto al ser y su memoria, como a su hacer contemporáneo: el acervo gastronómico y productivo ligado a la dulcería tradicional afrovenezolana resguardado por mujeres.
En nuestro camino junto a ellas nos encontramos con el auto-reconocimiento de su protagonismo tanto en la producción de identidad política colectiva, como en la producción de transformaciones políticas desde saberes y haceres en redes de solidaridad familiares y comunitaria, saberes y haceres que fundamentan la construcción de una economía propia y enraizada en el acervo cultural.
Hermanándonos y articulándonos para autorepararnos
En el regreso a la memoria recordamos y re-conocimos a nuestrxs abuelas, bisabuelxs y tatarabuelxs. El regreso al terruño habitado por nuestros ancestros indígenas y afros fue retejiendo el vínculo al territorio, a la familia extendida. Fue entrelazándonos con otros- otras- otres como hijxs de la Pachamama, como co-terránexs, con lo común como humanxs, como comunidad o común-unidad. Ese regreso, cuando hay lazos de sangre, lo llamamos emprimamiento. Pero también entendimos el emprimamiento como lugar de enunciación y como reparación ontológica, epistémica y metodológica.
Cuando nos nombramos, nos asumimos y nos sabemos primas, hermanas, tías, abuelas, comadres, compañeras, compatriotas, auto-reparamos nuestro ser colectivo. En esta auto-reparación ontológica reconocimos y memorizamos que somos parte de una familia con un mismo orígen (ya sea sanguíneo, histórico y/o espacial); que somos parte de un tejido de afectos, memorias, dolores, sueños, esperanzas, saberes y haceres compartidos; que somos colectivo, comunidades (y no sólo indivíduos). Encontramos antepasadxs comunes, territorios comunes, historias comunes, sentimientos comunes, recuerdos comunes, sabores y saberes comunes, y así nos supimos una gran familia, transontológicamente una familia que incluye a nuestrxs antepasadxs desencarnadxs y a las futuras generaciones aún no nacidas humaxs o no humanxs, en comunidad o común-unidad.
Desde ese lugar ontológico y de enunciación comunitario y colectivo, nos situamos desde el vínculo consanguíneo y nos auto-reconocemos y autonombramos “primos”, “primas” ó “hermanas”, “hermanos”; o desde el vínculo de la crianza compartida o del empadrinamiento o enmadrinamiento: “comadres”, “compadres”; desde el gentilicio “paisano”, “paisana”; desde el vínculo cariñoso identificamos a otrx ser con un sentimiento y le llamamos “amor”, “cariño”; o desde el vínculo político nos situamos como “compatriotas”, “compañeros” o “compañeras”.
Pero además, desde ese lugar ontológico y de enunciación colectivo, construimos en colectivo conocimientos y metódicas. Desde las conversas entre primas, hermanas, paisanas, comadres, compatriotas o compañeras como metódica grabada en nuestra memoria colectiva, pensamos juntas, reflexionamos juntas y fuimos creando juntas, a lo largo de los días de encuentro, el conocimiento que se presenta sistematizado en este escrito.
La conversa se diferenció del taller programado desde fuera de la comunidad -sin participación en su organización en forma y contenido de las convocadas- y se fue perfilando como auto-reparación epistemetodológica y afroepistemetódica. En la conversa, todas nos preguntamos y nos respondemos entre familia, de igual a igual; nos expresamos y, nos escuchamos; diferimos o concordamos o nos problematizamos sin ningún problema. Cada quien habla desde su circunstancia, desde su nivel de consciencia, escucha y aprende de la otra, del otro, del otre. Cada quien crea conocimientos a partir de lo que ya sabe y de lo que le aportan otrxs.
El conocimiento creado así en colectivo, en cumbe, se torna de todas, de todos, de todes. El otro, el otre, la otra, deja de ser objeto (fuente de información o informante clave para un catálogo o video, u objeto a concientizar a través de un taller), porque nos sabemos en relación intersubjetiva, interafectiva, familiar, en la cual cada quién es necesaria y única. Nos sabemos en relación en la que compartimos un pasado y un destino común por construir, una relación entre sujetas (y no una relación entre sujeto-objeto).
La auto-reparación como personas productivas
En estos encuentros-conversas familiares nos auto-reparamos desde las memorias e historias de mujeres dulceras, guardianas y portadoras de la memoria y el acervo gastronómico y productivo ligado a la dulcería tradicional afrovenezolana; desde la historia de su liberación del lugar impuesto por el mercado colonial y capitalista como seras explotadas y consumidoras de sus mercancías e imaginarios.
Desde la memoria y el acervo de saberes y haceres que nos transmitieron nuestras madres, abuelas, tías, madrinas, garantizando personalmente la calidad y cantidad de los ingredientes, preparados y rayados a mano, dando el tiempo necesario para el amasado y cocinado con ese ingrediente que todas las mujeres manifiestan ser el principal y más importante: el amor, nos auto-reparamos como personas productivas no para el mercado capitalista, sino para nuestras familias, comunidades, pueblos, territorios y para el planeta y todas/os sus seres, porque es una producción que no daña, sino que por el contrario, cuida.
En nuestras conversas valoramos los saberes y haceres que contribuyen a mantener patrones de consumo y una cultura alimentaria soberana, nutritiva y saludable: Los ingredientes principales de la dulcería tradicional afrovenezolana preservada por mujeres, son el coco y el papelón, así como el plátano, el cambur y el maíz. Un dulce preparado a base de coco y papelón o panela hecha a base de jugo de la caña, aporta vitaminas (A, C, B1, B2, B6, B12, D, E), minerales (potasio, fósforo, calcio, hierro, magnesio y zinc), fibra y proteínas que fortalecen nuestros huesos, músculos, cerebro, sistema inmunológico y a la salud en general. Un dulce tradicional afrovenezolano se convierte así en un superalimento.
La disponibilidad y fácil acceso a la dulcería tradicional -a los ricos besitos y conservas de coco, por ejemplo-, enfrenta y confronta a la transnacionalización, colonización y homogenización del gusto, así como al monopolio y consumo inducido en niños, niñas, adolescentes y jovenas/es, de dulces y bebidas gaseosas de producción masiva e industrializada realizada en el exterior, a base de azúcar blanca refinada, preservantes, colorantes y sabores artificiales, los cuales tienes efectos nocivos para la salud ya comprobados.
En una dimensión de la guerra contra nuestros pueblos, el alto contenido azúcar blanca refinada industrialmente que utiliza la cadena transnacional de bebidas gaseosas -así como las “chucherías” marca Snack-, inunda a nuestros pueblos y sus nuevas generaciones con su sabor adictivo, no sólo para potenciar sus ganancias sino para mantener nuestros cerebros, huesos y cuerpos malnutridos: El azúcar blanca refinada industrialmente no sólo está vacía de nutrientes y asociada a enfermedades del corazón, accidentes cerebro vasculares, diabetes, caries, obesidad, entre otras, sino también vinculada a la sustracción de nutrientes al organismo al necesitar para su asimilación restar vitaminas del grupo B, minerales como el calcio, cromo, zinc y magnesio.
En este contexto, la auto-reparación desde la memoria gastronómica y productiva, así como el cimarronaje productivo de la mujer afrovenezolana, no sólo nos mantienen como pueblos sanos y fuertes, sino que también nos ofrece una base cultural para construir cambios productivos y con ello cambios políticos: desde la superación de las condiciones de violencia, subalternización, negación e inferiorización racista y endorracista de nuestros trabajos y nuestros productos; desde la memoria de la desposesión material-territorial colonial e imperialista que nos ha empobrecido como poblaciones; desde la consciencia de la desposesión subjetiva que nos ha construido como objetas/os, como mano de obra explotable o “emprendedora” en el marco de las condiciones desiguales en el mercado capitalista.
La articulación como capacidad de incidencia política
En nuestro compromiso de crear condiciones concretas de articulación cimarrona para estimular y visibilizar la participación política y protagonismo popular de las mujeres afrovenezolanas, aprendimos a trabajar en red, así como a hacer trabajo comunitario desde las necesidades y tiempos de las mujeres afrovenezolanas. Aprendimos a construir en colectivo, a planificar y administrar recursos como herramienta para consolidar el trabajo con las mujeres y sus luchas, acervos e imaginarios. Aprendimos a identificar potencialidades en mujeres y en la comunidad para que construyan su propia autonomía.
Aunque en materia de sustentabilidad contamos con apoyo del Fondo Mujeres del Sur para transporte y alimentación, en un despliegue de nuestras capacidades de articulación cimarrona, sumamos al Centro Nacional de Fotografía (CENAF), y a la realizadora audiovisual Merquis Salamanca -estudiante de Uneartes- para el registro audiovisual y fotográfico del trabajo en La Sabana desplegado por 2 integrantes de Floriana y 3 de CECLAYA, al que sumamos la experiencia de una activista del Colectivo de Mujeres negras, afrovenezolanas y afrodescendientes Trenzas Insurgentes, entretejiendo así a mujeres que institucionalmente inciden en el hacer de instituciones de investigación y educación universitaria como el IVIC, CENAF, UBV, UNESR y UNEARTES y la compañía artesanal de Meredith Herrera y Benito.
Gracias a este esfuerzo de articulación, se incrementaron los vínculos entre organizaciones, impulsando procesos de aprendizaje e iniciativas conjuntas. El encuentro con mujeres dulceras o libros vivientes responsables del tejido transgeneracional de saberes y haceres, nos llevó a su vez a articular con organizaciones del pueblo de la Sabana como la Sociedad San José, el Consejo Comunal La Sabana, el Consejo Comunal Santa Cruz, Fundación cultural Sentir Sabanero, Fundación Las Periquitas, Fundación Danzas Tradicionales Renacer La Sabana, Fundación Roger Blanco, Fundación Cruz María, Fundación Ángeles de Luz, y con el ciudadano Freddy Rivas y la Radio Sabanera 92.5 FM.
El resultado de este esfuerzo organizativo y articulador quedará plasmado en un Catálogo de Mujeres dulceras de La Sabana que salvaguardan del patrimonio cultural gastronómico-productivo afrovenezolano, el cual editará Floriana. Por otra parte, CECLAYA irá socializando la sistematización de las teorizaciones, conocimientos y pensamientos que insurgen desde el hacer de las mujeres afrovenezolanas en militancia, así como la afroepistemología femenina del cimarronaje, mediante un despliegue en redes electrónicas afromilitantes y descoloniales a fin de contribuir con la incidencia política de la agenda de las auto-reparaciones.
Referencias
García Salazar, Juan y Walsh, Catherine. (2017). Pensar sembrando/sembrar pensando con el Abuelo Zenón. Quito, Ecuador: Universidad Andina Simón Bolívar/ AbyaYala, 263 p.
* Fotografías de Marielys González, Luís Zuluetam Williams Marrero, José Blanco y Orlando Ugueto Centro Nacional de Fotografía -CENAF.
1 Mujer venezolana india-militante, afro-militante, activista de los derechos a la dignidad y a la vida en general. Nacida al oriente del país, donde “la mar tiene otro color y el amarillo del sol es un poco azafranado” es caraqueña igual de naturalización. En esta cuidad se hace Comunicadora Social y Politóloga de la Universidad Central de Venezuela; Magíster en Ciencias Políticas por la Universidad Simón Bolívar y es doctorante del último tramo trayecto del Programa de Formación Avanzada Doctorado en Ciencias para el Desarrollo Estratégico de la Universidad Bolivariana de Venezuela. Tiene estudios y especializaciones acreditadas en el temario afro en general, así como también en Derecho de los Pueblos Indígenas. Es investigadora militante de la interculturalidad y la descolonización, así como también una comprometida educadora popular. Es docente universitaria en la Universidad Experimental Simón Rodríguez, Docente – Investigadora, adscrita al Centro de Estudios de Culturas Indígenas y Afrodescendientes de la misma universidad. Vinculada a la Educación Popular, co-organizando y promoviendo durante 14 años consecutivos, la Jornada Reflexiva sobre el Pensamiento de Paulo Freire y Simón Rodríguez. 2006- 2019. Es integrante del colectivo INDIA, espacio de acción por los derechos de los pueblos indígenas; organización que forma parte del Frente Ecosocialsta por la Vida, del Foro Social Mundial, Foro Social Mundial Temático Venezuela y de la 1era Internacional Ecosocialista. Participante de procesos de formación en la escuela agroecológica Mi Conuco 86, del debate popular constituyente para la creación de la Ley de Semillas, del Trueke Caracas y de la Asociación Civil La Alpargata Solidaria. Participante en procesos de formación en la Fundación Bigott (Danza), de la agrupación Afrodanza y del programa 2018 “Mujer Tambor”, del grupo Herencia. Tiene estudios de realización documental en Cotrain y participante del Cine Móvil Huayra. Dirección, montaje y co-producción de la Serie de micros para TV “Socialismo Indoamericano”, con financiamiento del Fondo de Responsabilidad Social en Radio y TV. Conatel. 2008-2010. es Integrante de la Asociación “Colectivo de Politólogos Siglo XXI”. Forma parte activa del colectivo de investigación militante de la Cátedra Libre África de la Universidad Bolivariana de Venezuela, y es co-fundadora junto al sociólogo Héctor Gutiérrez y la Filósofa Lilia Ana Márquez Ugueto del el Cumbe de Estudios de Cátedras Libres Áfricas y Afrodiaspóricas (CECLAYA) investigación militante para el Siglo XXI.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario